El SAG dijo que corresponde a una especie invasora peligrosa y que puede portar enfermedades graves en humanos.
El Servicio Agrícola Ganadero (SAG) emitió este viernes una alerta fitosanitaria por la presencia de dos ejemplares del caracol gigante africano en el país. El primero de ellos se encontró en plantas ornamentales de ingreso ilegal en la región de Tarapacá y el segundo ejemplar se detectó en la región de Arica y Parinacota, luego que turistas trajeran como recuerdo una concha desde un viaje familiar a Brasil.
De acuerdo con el comunicado, “Lissachatina fulica es una plaga que no se encuentra presente en Chile”, sin embargo, puede “ocasionar importantes daños a la agricultura y al medio ambiente, ya que podría portar nematodos que ponen en riesgo la salud de las personas”.
Por ello, el Laboratorio de Malacología del SAG “descartó que los ejemplares detectados en el país estuvieran contaminados con los nematodos parásitos que causan enfermedades”. En tanto, se remitió la alerta al Ministerio de Salud, debido a que los daños a las personas “se transmiten a través de secreciones y baba contaminada del caracol”
En cuanto a los caracoles, la misiva advirtió que el caso de Tarapacá presentó “evidentes signos de haber sido ingresada clandestinamente al país”, razón por la que “todo el material vegetal y sustrato fueron destruidos”, mientras que el caracol de Arica es un ejemplar bebé con el que están trabajando para que la Brigada Canina identifique el aroma del molusco, previo a su ingreso al país.
Finalmente, el SAG explicó que “ha redoblado su trabajo de vigilancia y fiscalización en las áreas consideras más vulnerables, como ferias libres, depósitos de plantas y viveros, florerías y ferias tripartitas en la zona norte del país”.
Los peligros del caracol gigante
Corresponde a un molusco hermafrodita omnívoro de caparazón cónico que puede llegar a medir hasta 30 centímetros de largo y 10 centímetros de ancho, en su etapa adulta y puede llegar a vivir 10 años; razón por la que tiene altas poblaciones. El borde de la apertura del caparazón es filoso, mientras que su color es castaño o marrón en general, con bandas longitudinales a lo largo del caparazón castaño claras y oscuras irregulares.
Debido a su gran tamaño, el SAG aseguró que “su impacto en el medio ambiente también es considerable por su gran capacidad para desplazar a poblaciones de caracoles nativos (muchos de ellos endémicos) al competir por el mismo hábitat y alimento, y por la depredación de flora nativa, entre otros impactos”, pues posee “un apetito voraz, causando un gran desmedro en las plantas cultivadas”. Es por eso que “es considerado como una de las 100 especies exóticas invasoras más peligrosas del mundo”.
Pese a los riesgos, “Lissachatina fulica corresponde a una plaga cuarentenaria ausente para Chile pero que se encuentra presente en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela, produciendo un fuerte impacto en los territorios donde se ha introducido”, puntualizó la institución.