El 25 de noviembre se conmemoró el día internacional de la eliminación de violencia hacia las mujeres y niñas. Esta fecha es un llamado y un recordatorio a denunciar y exigir a los Estados leyes, políticas públicas, programas y proyectos que no sólo sancionen desde lo punitivo, sino que exista un compromiso con la investigación, prevención y promoción en torno a las violencias experimentadas. Considerando que esta tiene múltiples expresiones como lo son la física, psicológica, económica, sexual y emocional.
Según cifras de ONU Mujeres la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo. Se calcula que, a nivel global, 736 millones de mujeres -casi una de cada tres- han sido víctimas de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida.
Parece paradójico que en los espacios educativos las mujeres y cuerpos disidentes se vean muchas veces transgredidas por estas mismas opresiones y flagelos, generando espacios inseguros y vulneradores.
Desde los espacios universitarios tenemos el deber de visibilizar estas violencias y desde la educación trabajar con un enfoque preventivo y desde los derechos humanos. Promoviendo una educación integral donde queden fuera los estereotipos hegemónicos, se generen espacios igualitarios y democráticos, libres y sin discriminación.
El llamado es a conocer las unidades de genero con las que cuentan las universidades, conocer la ley 21.369 que regula el acoso sexual, la violencia y discriminación de género en las entidades de educación superior. Velar por su cumplimiento y socialización para que como comunidad educativa podamos avanzar en el desarrollo de una sociedad libre de violencias donde mujeres y niñas puedan desarrollarse en plenitud y libertad, sin temor y con la certeza que no habrá retroceso en los derechos ya obtenidos y garantizados.