La iniciativa busca informar y enseñar sobre la reutilización del plástico que deja la agricultura, tales como las mangueras de regadío para los cultivos.
Mediante el uso de técnicas de tejido en matrices y el uso de cintas de riego, educadoras de párvulo de Quillota serán parte de la segunda versión de Artesanos del Descarte. La iniciativa, desarrollada por Centro Ceres, busca entregar una segunda oportunidad a un material que tradicionalmente se descarta en la agricultura.
En 2018, el consumo de plástico a nivel nacional fue cuantificado en 990 mil toneladas, siendo la agricultura uno de los sectores con mayor consumo de este material en Chile. Esto, a su vez, ha generado graves consecuencias medioambientales, sin embargo, sigue siendo indispensable en los sistemas productivos para el regadío de los cultivos. Dado este escenario, Centro Ceres y la Escuela de Arquitectura y Diseño de la PUCV buscaron una alternativa. Esta consistió en elaborar un sistema de tejido que prolongara la vida útil de las mangueras y transformarlas en objetos funcionales. Los primeros en participar fueron personas mayores y hoy siguen revalorizando este producto, convirtiéndolo en canastos para luego comercializarlos.
El proyecto, titulado “Artesanos del descarte: Talleres de reutilización de cintas de riego agrícola en desuso”, se enmarca en una reciente adjudicación financiada por el Fondo de Vinculación con el Medio que lidera la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. En la propuesta, Ceres y la Dirección de Medio Ambiente de la Municipalidad de Quillota encabezarán 7 sesiones teórico prácticas que permitirán a las profesionales de la primera infancia de 5 jardines infantiles adquirir los conocimientos para tejer diferentes piezas.
“A través del proyecto, estamos trabajando la gestión de residuos desde una perspectiva que releva la reutilización y transformación de un material que está muy presente en Quillota, como lo son las cintas de riego de uso agrícola. A partir de la vinculación con actores relevantes del territorio, tales como las personas mayores y la comunidad educativa hemos podido dar una segunda vida a este material generando canastos, contenedores y sombreaderos. Con esto contribuimos por un lado a general objetos útiles para las comunidades y por otro, a solucionar la problemática que enfrentan las y los agricultores a la hora de descartar este material”, profundizó Francesca Cid, coordinadora de la iniciativa y profesional de Centro Ceres.
De esta manera, la propuesta contribuye en la gestión de cintas riego y, a la vez, disminuye el impacto de ésta en el medioambiente. Además de sensibilizar a la comunidad docente sobre la importancia de reutilizar este producto, a través de jornadas de aprendizaje que promueven la creatividad, la colaboración y la educación ambiental.