Colo-Colo fue goleado, eliminado y bailado en Brasil, donde quedó claro que la frase aquuella de tener un plantel competitivo que lanzó la dirigencia de Blanco y Negro no es más que una ilusión, ya que la realidad golpeó muy fuerte, y una vez más el discreta vara del torneo local es la meta.
En este partido no sólo se jugaba la opción de clasificar de Colo-Colo a la siguiente fase de la Copa Sudamericana, también ver la realidad de nuestro fútbol, donde un equipo que viene de ser campeón y está en zona de clasificación internacional chocaba con el coplista del torneo brasileño, como es el caso del América Mineiro. Y las diferencias se hicieron sentir desde un comienzo.
El inicio fue demoledor. A los 5’ del primer tiempo Gonzalo Mastriani le pegó y la pelota dio en el horizontal, pero la recibió Matheusinho que conectó y puso el 1-0 emparejando las acciones de inmediato en el marcador global con el 2-1 de la ida que favoreció a los “albos”. Con ese tanteador había que ir a los penales. Pero quedaba mucho aún.
Sólo algunos minutos Alan Saldivia estuvo cerca de provocar un autogol que evitó Fernando De Paul. El sector izquierdo de Erick Wiemberg y Agustín Bouzat no daba solidez y el América transitaba esa zona sin mayor dificultad. Tanto así que a los 20’ el argentino perdió en una salida y el contragolpe, Rodrigo Varanda disparo con su pierna izquierda, De Paul contuvo, pero el rebote lo capitalizó Gonzalo Mastriani para el 2-0.
El vendaval no se detuvo allí. A los 25’ Mateusinho pasó entre tres jugadores que sólo miraron, y donde el único que intento una débil oposición fue Alan Saldivia, que no sacó de carrera a su rival y que disparó al poste izquierdo de Fernando De Paul para colocar el 3-0. Luego de lo cual perfectamente se pudieron ir con uno más al descanso. A esas alturas la eliminación era irreversible. Sólo restaba mejorar en algo la cara de tan negativa presentación, porque para proezas no estaba el “Cacique”.
Las licencias y facilidades que brindó Colo-Colo en el primer tiempo no iban en coherencia con lo que se jugaba. Las desconcentraciones y bajo rendimiento evidenciaron lo lejos que está el plano internacional de nuestros equipos.
Jordhy Thompson ingresó el segundo tiempo para inquietar al rival, que siguió generando peligro, ya que De Paul nuevamente tuvo que decir presente a los 5’ del lapso de complemento. Aunque a los 17’ el propio Thompson le dio un grado de esperanza a Colo-Colo cuando irrumpió en el área y descontó. Lo que se traducía en que un gol más los llevaba a penales. Mismo que casi llega a los 25’ con un disparo desviado de Damián Pizarro. Pero fue una mera ilusión, ya que el América presionó un poco nuevamente, y a los 40’ la defensa totalmente desajustada y sin rigor de marca dio total libertad a Gonzalo Mastriani que en plena área chica, sin que nadie le apurara se agacho, cabeceó y celebró el 4-1.
La desazón no se detuvo, porque Alan Saldivia decretó un autogol a los 49’ del segundo tiempo ante un arranque por la izquierda que chuteó Lucas Kal. 5-1 y un nuevo papelón de nuestro fútbol en tierras brasileñas, donde varios equipos acumulan en sus bitácoras goleadas inmisericordes. Y lo que desnuda aun más a Colo-Colo es que se lo hizo un conjunto mixto de reservas y titulares del colista, por lejos, del brasileirao. Y que trasluce lo que la hinchada clama hace rato, un plantel más competitivo, aunque la dirigencia, sin que se le contradiga asegura que es fuerte y envidiable por el medio local. Vara absolutamente mediocre si se quiere reeditar títulos internacionales. Que hoy ni siquiera en sueño se está cerca de lobrar.
