Se sintieron pequeñas pifias pidiendo una canción más, lo que se vio interrumpido por la intervención de los animadores.
Alejandro Sanz es armonía, calidez, sencillez y talento, características que enamora a cada persona que lo escucha, ya sea por primera vez o una vez más.
Sus letras traspasan los sentimientos y las emociones, retratando con realismo las sensaciones de amor y desamor que todos hemos sentido más de una vez. Es por esto que la presencia del cantautor español marcó el inicio del Festival de Viña del Mar y posiblemente marcará la trayectoria de este 63° versión del certamen viñamarino.
Con gusto a poco
Una hora y media duró el show del intérprete de “El Alma al Aire”, el que tuvo varios episodios donde el cantante abandonó el escenario generando leves pifias entre el público porque nadie quería que el español se fuera del escenario.
Alejandro se despidió del escenario con una mix de sus éxitos más romanticos, agradeciendo al público y enviando un sentido mensaje “no olviden a quienes están sufriendo”.
Si bien el público quedó con ganas de más, esto porque faltaron varias canciones de su repertorio, los fans agradecieron la sencillez del artista.
Pifias
Al término de su presentación, se sintieron pequeñas pifias pidiendo una canción más, lo que se vio interrumpido por la intervención de los animadores.
Así fue el término de uno de los shows más esperados del Festival de Viña del Mar, abriendo la primera jornada festivalera llena de romanticismo y admiración por uno de los artistas españoles más importantes y queridos en Chile.
¿Qué le pasó en la mano? Esta es la razón por la que Alejandro Sanz usó vendas en los dedos en Viña 2024
Este domingo, Alejandro Sanz fue el encargado de abrir la primera noche del Festival de la Canción de Viña del Mar
El cantante español subió al escenario de la Quinta Vergara, emocionó al público interpretando algunos de sus éxitos como No es lo mismo, La fuerza del corazón y Cuando nadie me ve, entre otros.
Algo que llamó la atención fue que, en su mano derecha, llevaba unas vendas adhesivas en tres de sus dedos, pero esto no fue a causa de alguna herida o lesión.
El mismo Sanz explicó en una ocasión que es una especie de cábala que tiene para cada show.
“Me pongo esparadrapo blanco porque hubo una gira en la que tocaba el cajón y me hacía daño con él, por lo que no me venía bien luego para tocar. Por eso me puse los esparadrapos y de repente, sentí como que me daba suerte y que no me los quería quitar“, contó en El Hormiguero.
A pesar de que ya pasaron varios años desde entonces, Alejandro Sanz no sube a ningún escenario sin los vendajes en sus manos.
“Lo he convertido en un ritual, que es como cuando te ponen la pintura de guerra para salir. Yo ya no puedo salir al escenario sin eso”, aseguró.
Eso sí, siempre lleva solamente tres dedos vendados, y en la portada de su último disco, Sanz, se logra ver que el dedo índice tiene una venda blanca.