El viaje apostólico del pontífice fue histórico pero también profundamente polémico, en medio de una Iglesia sacudida por denuncias de abuso y encubrimiento.
La visita que marcó un antes y un después: el paso del Papa Francisco por Chile en 2018
El viaje apostólico del pontífice fue histórico pero también profundamente polémico, en medio de una Iglesia sacudida por denuncias de abuso y encubrimiento.
Entre el 15 y el 18 de enero de 2018, el Papa Francisco realizó su primera y única visita oficial a Chile. Durante cuatro días, recorrió Santiago, La Araucanía e Iquique, reuniéndose con fieles, comunidades indígenas y migrantes, en una agenda cargada de simbolismo, fe y también controversias.
Su llegada congregó a multitudes en actividades como la misa en el Parque O’Higgins, que reunió a cerca de 400 mil personas, y encuentros con jóvenes y comunidades mapuches. Sin embargo, el viaje estuvo inevitablemente marcado por la creciente crisis de credibilidad que enfrentaba la Iglesia católica chilena debido a los casos de abuso sexual y, particularmente, al cuestionado rol del obispo de Osorno, Juan Barros.
Abusos, encubrimientos y un giro inesperado en el Vaticano
En su segundo día en Santiago, el Papa abordó directamente el tema de los abusos cometidos por sacerdotes. “No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza”, declaró con firmeza, pidiendo perdón a las víctimas y comprometiéndose a evitar que estos hechos se repitieran. Sin embargo, sus palabras no lograron calmar la indignación de muchos, especialmente luego de que defendiera públicamente al obispo Barros, acusado de encubrir al exsacerdote Fernando Karadima.
“La única vez que hablé con él fue en Roma y le ofrecí la renuncia dos veces. El día que me traigan una prueba en contra del obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en su contra, todo es calumnia”, sentenció Francisco en ese momento, provocando duras críticas tanto en Chile como en el extranjero.
Tres meses después, el Papa dio un giro en su postura: en una carta enviada en abril de 2018, reconoció haber cometido “graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación”. Atribuyó su error a la falta de información veraz y pidió perdón a las víctimas. Finalmente, en junio de ese año, aceptó la renuncia de Barros, marcando un momento clave en el manejo de los abusos en la Iglesia chilena.
Más allá de la controversia, la visita incluyó momentos significativos como su llamado a la reconciliación con el pueblo mapuche en Temuco y un fuerte mensaje a favor de la acogida de migrantes durante la misa en Iquique. Fue una visita intensa, histórica y compleja que dejó una huella profunda en la relación entre el Vaticano y Chile.